miércoles, 4 de agosto de 2010

Viajar - Martín Zariello


Debería ir a Necochea. Encontrarla. Al principio disimular mis intenciones: convencerla de que todavía estoy enamorado de ella. Pasar unos días en algún hotel cerca de la playa. Algunos días lluviosos de mayo que me sirvan de inspiración para escribir algo decente. Ojalá no haya tanto viento como acostumbra. Mientras tanto debo tener astucia. No ir a buscarla al trabajo todos los días. No atosigarla. Hace tanto que nos separamos que quizás las cosas que antes odiaba de mí, ahora le parezcan geniales. Cuando finalmente me diga que sí, que acepta volver, ¿qué hago? Respondo lo siguiente:
-No, no, perdón, me equivoqué, vuelvo a Mar del Plata, conocí a una dentista.
Y me dirijo a la Terminal mientras Juliana me corre como un perro deseoso de alimento. Y yo no me detengo, ni siquiera le hablo. Y me subo al Rápido Argentino. Y escucho sus puños golpeando la ventana del micro. Y enciendo el mp3 como si nada. Y se muere ahí mismo, se muere de amor por mí. Y yo ni mú, no derramo una lágrima durante todo el viaje de vuelta, sólo miro el campo y las vacas y cada tanto sonrío porque dejé atrás toda una época.

Sobre el autor: Martín Zariello

No hay comentarios.: