Hoy tengo un día como si el pito me colgara como una escalera de hielo y derretida, de fresa y limón, y con forma de caracol, flácido, y hasta las rodillas. No es por verte, es por no amarte. Hoy tengo un día como si las orejas fueran un cruasán sin cuernos, que nadie unta porque le quemaron la letra del delito en la cara, donde luce la infidelidad; duele y desangra la conciencia. Hoy tengo un día ‘plof’, como si saltara descalzo sobre un charco de clavos gordos y afilados, y nunca salpico el agua roja que escondo en el ritmo de mi respiración. Hoy tengo el día mierda, marrón, blanda y dura, oscura y deshecha, pisada y resbalada, rota y fea y maloliente y apegada a la suela de mis zapatos inexistentes. ¡Te quiero! ¿No entiendes que mis ojos lloran en esta soledad porque ya no hacemos el amor como perros salvajes que desean ladrarse a mordiscos, fóllame? Hoy te asesino porque espero resucitar mañana.
Tomado del blog El País de la Gominola
Sobre el autor: Daniel Diez Crespo
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