miércoles, 8 de abril de 2009

Cuentos a la hora de dormir - Jorge Martín


Caperucita, Cenicienta y Blancanieves pensaron que ser flogers era divertido, que le agregaba color a sus cuentos de finales felices. Disfrutaron ingenuas noche tras noche la novedad hasta que encontraron al pie de una página a Cenicienta asesinada. Con un solo golpe cayeron en la cuenta de que no estaba la época para los personajes ingenuos, ni para confiar en príncipes o leñadores llegando a tiempo para rescatarlas.
Ahora los relatos empiezan con un cadáver sobre la mesa y el protagonista es el primer candidato a muerto. Que lleve tu nombre implica serios riesgos y seguro final sangriento. Los cuentos a la hora de dormir se han convertido en un peligro y es habitual que, a la hora de empezar, algunos de los personajes más importantes no aparezcan. Ya sean cabañas, castillos o palacios, las puertas permanecen cerradas apenas oscurece. No insista en llamar, nadie aparece. Como están las cosas es entendible.

2 comentarios:

  1. De la casa de al lado, anoche salía un olor a chicharrón.
    ¿Será que tocó leer "Los tres cerditos"?

    Bien contado.

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  2. Los cuentos de los Hermanos Grimm siempre me parecieron terriblemente perversos.

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