
Eran seres trisexuados, como no puedes imaginar.
No había goce si no estaban los tres, uno el óvulo, otro la esperma y el tercero el catalizador, sin ese no había fecundación. El macho, la hembra y el enlace.
Pero en lo demás era parecido, no había romance sin el tres, los extraordinario era que todos cambiaban y tu sexo no era fijo, pero las tríadas adecuadas eran aquellas que cambiaban en forma cíclica del mismo orden y resultaban siempre la misma tríada. En otros casos había que buscar una tercera parte pues se creaban dos c, o dos a o dos b y faltaba otro de los elementos, aunque se contaban historias de aberrados que hacían el amor de a tres del mismo sexo, o sexo de dos y uno, los peor vistos eran los catalizadores en grupos de tres pues eso equivalía al sexo por el sexo y aunque en su desarrollo habían logrado independizar el sexo de la reproducción era mal visto hacerlo de forma tan poco ortodoxa.
Los celos eran otra cosa y las pasiones, antes de llegar a la muerte o el asesinato se entregaban a un sexo desenfrenado y más aberrado de lo esperado, por eso no se sabía cual era el verdadero goce, el cariño, lo sensual, la venganza o la aberración.
¿Qué de la divina trinidad, o santísima idem?, sin misterio.
¿Qué de cuando se decía las compañeras, los compañeros y les compañeres? Las perras, los perros y les perres. Porque, eso sí, no había discriminación, ni machismo, ni hembrismo, ni enlacismo y en una época se exigió que al mencionar a uno de los grupos o sexos se mencionaran a los tres, con lo que se rompieron las poesías, los doble sentidos (bueno en ellos eran triple sentidos), la prosa poética, el cinismo, el sarcasmo, la critica y el teque, todos perdieron en su redacción y si a nosotros con dos géneros nos molesta, imagínense a les pobres (las pobras, los pobros).
Fin de la primera parte.
P.S. Si nunca segundas partes fueron buenas ¿Qué quedará para las terceras?
Si los seres del cuento hubiesen nacido en Grecia les iría mejor. Allá se nombra con masculino, femenino y neutro.
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