jueves, 13 de noviembre de 2008

El enemigo implacable - Cristian Mitelman


¿Crees que los muros de esta celda son lo suficientemente poderosos como para ocultarme? ¿Crees que los tormentos que me imponen tus carceleros sin rostro pueden vejarme? ¿Crees que con el terror lograrás perpetuar tu imperio?
Hoy has cometido un error fatal, porque en la estatua que te has erigido, en el interior de esa estatua de un blanco atroz como el de miles de cráneos pulidos, vive un pequeño gusano que sabe horadar pequeñas  galerías en el mármol que parece invencible. Es tan ínfimo, que bien podría caber bajo cualquier uña, pero desparrama cientos de nuevas larvas que también ramificarán nuevos caminos.
Y con el tiempo (créeme, tengo una paciencia de ojos quemados) todo el mármol se desplomará, vencido por una infinidad de resquicios.         
Aquí, hundido en la celda de los ratones, me consolaré noche a noche sintiendo los hondos crujidos de la estatua y el temblor de tu espíritu. (China, VI d.C.)

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