La Enciclopedia consigna el curioso caso del pintor flamenco Hendrick met de Bles, que abandonó el paisajismo y dedicó toda su vida a realizar retratos idénticos de Ofelia van Huymans, núbil mujer de dieciséis años que se desposó con un noble de segunda línea, por lo que Hendrik ya no pudo dejar de pintarla, y ese retrato eterno, único, inconmovible como una piedra lunar fue bosquejado doscientas cuatro veces, y si uno los viera uno a uno constataría que todos son exactos, isócronos, pero si tiene la oportunidad de admirarlos mediante una sola contemplación, notaría cómo el rostro de la joven se va haciendo distinto; hay cambios en el rictus, en la luz; los ojos parecen decir sutilmente secretos renovados, de modo que la igualdad termina siendo diferencia absoluta, acaso porque Hendrik haya entendido que el amor y la memoria son la imposibilidad de mantener el momento, y esa serie de cuadros que parece repetirse se horada, gira sobre sí misma, se va destruyendo tal como le sucede a cada hombre que, en la soledad de su mente, quiere recobrar eso que ya está perdido o nunca existió.

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Cristian Mitelman