miércoles, 15 de agosto de 2012

Saberes museísticos - Serafín Gimeno


En Texas existe un museo llamado "de la “Creación". Allí se representan dinosaurios a escala, junto a seres humanos, para demostrar de una vez por todas que ambos fueron contemporáneos. Hay muchos documentales sobre ello, cuantiosas remesas de material gráfico que corroboran este hecho histórico e indiscutible. Por ejemplo, la película Hace un millón de años, donde una Raquel Welch provocaba a los alosaurios mediante el uso de un ajustado bikini; la primera prenda de este tipo en la historia de la humanidad. O quizá prefieran la irrefutable prueba de Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra, donde se sacrificaba a mujeres rubias para apaciguar a los dioses; de ahí la actual escasez (pues la mayoría son de “pote”), el motivo por el cual, según estudios genéticos dignos de confianza, las rubias están en trance de desaparición. Pero esa es otra historia, sigamos con el tema que nos ocupa. Otro documento gráfico que mantiene la solvencia científica del museo texano estaría representado en la película Cavernícola, con Ringo Starr en el reparto. Pero esta última es demasiado irreverente para ser tenida en cuenta, los cavernícolas son una panda de sarnosos y los dinosaurios se mueven de forma amanerada, diríase que excesivamente afeminada. Y eso no, en la Edad de Piedra (perdón, antediluviana) todos eran muy machos, hombres, dinos e incluso mujeres; dado que, en aquel entonces, era harto difícil encontrar a una sola hembra que conociese o practicase las artes depilatorias.

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