martes, 19 de febrero de 2013

La risa - Graciela Perosio


Nos había costado tanto edificar la casa que no advertíamos que estaba lista. Es más, resultaba completamente imposible que lo advirtiéramos: nadie sabe abrir la puerta de una casa construida con su propio pasado. La puerta existe, existe la llave, pero siempre están en otra parte, afuera, en otra casa o en otra ala de la misma casa pero nunca aquí. De tanto penar en la búsqueda de la casa donde habitábamos y no sabíamos (porque el cerrojo no permite saber) se nos agotaron las lágrimas para hogares marchitos. A veces queríamos volver pero el llanto vertido ya se había escurrido hacia otro río. Un río que corría muy lejos de la casa en la ribera del futuro. No nos dábamos cuenta de que el único río disponible era reírnos y flotar livianos en la pérdida. No nos dábamos cuenta de que era hora de dejar de contar la misma vieja historia y despabilarnos hasta que las paredes ya no importen. Por suerte basta con una sola comisura que se alce. La risa es contagiosa.

Acerca de la autora:  Graciela Perosio

1 comentario:

pia barros dijo...

Que buen texto!! No solo instala el gesto escritural, sino también otro texto más allá del narrado. felicitaciones!!
De una microcuentista chilena