jueves, 24 de enero de 2013

Hammurabi – José Luis Velarde


Fui clonado a partir de una célula tan antigua como mi propia vida. Una célula reseca de insospechada simiente descubierta entre muchos otros vestigios analizados hasta el cansancio en el laboratorio donde regresé al mundo. Los científicos encargados de mi hechura y crianza nunca ocultaron mi origen. Crecí en un palacio donde se repetían las maravillas de la mítica Babilonia. Al descubrir la historia almacenada en mi cuerpo pensé en justicia descendida del cielo como los designios de los dioses antiguos empeñados en garantizar mi supervivencia.
Soy Hammurabi desde que gozo mi renacimiento.
Los sabios más distinguidos se encargaron de enseñarme costumbres, tradiciones y la mitología que una vez precisó mi destino.
Sé dónde inician y terminan el Tigris y el Eúfrates. Navegué por ambos cauces y aún no termino de precisarlos.
Reconozco las sutilezas de mi lengua materna encargada de enseñarme las reglas que determinan el movimiento de las estrellas.
Emprendo largos recorridos por el desierto para analizar la historia de mi pueblo.
Soy el único babilonio sobre la faz del mundo y mi erudición contribuye a precisar la grandeza de la Mesopotamia donde una vez fui líder y monarca.
Participo en innumerables expediciones arqueológicas para reconstruirme y reconstruir mi mundo sin demora.
Puedo recitar de memoria el código inspirador de connotados sistemas de justicia.
Soy Hammurabi el único y magnífico.
Soy Hammurabi y entristezco cada día.
De poco me sirve tanto conocimiento incapaz como soy de participar en una batalla verdadera como aquellas que me permitieron finalizar la Era Oscura.
¿Si fuera al pasado me acobardaría en el instante decisivo?
¿Soy tan fuerte y sabio como dicen que fui?
¿Podría emular alguna de mis hazañas remotas?
De nada me sirve ser quién soy si el mundo que me pertenece no es más que una recreación destinada a recorridos turísticos donde deambulo como pieza de museo admirable y extraña.
Un espectáculo donde me deprecio cada día mientras dejo de ser único.
Hace unos días fui invitado a visitar la clínica de mi nacimiento para conocer a siete niños clonados a partir de mis células. Tanto ha sido mi éxito que el gobierno actual ya construye siete museos distribuidos alrededor del mundo. En cada uno de ellos apareceré repetido a imagen y semejanza del hombre que no soy ni seré jamás.
Hammurabi existirá para siempre como asunto publicitario.
Él murió hace cuarenta siglos y nunca podrá repetirse a plenitud.

Sobre el autor: José Luis Velarde