lunes, 28 de enero de 2013

Calma chicha - Fernando Andrés Puga


No hace mucho descubrí que si el lago y yo estamos en calma no me hundo. El descubrimiento cambió mi vida. Caminar sobre las aguas me llenó el espíritu de un gozo tal que empecé a desentenderme de los quehaceres mundanos. Apenas como y bebo, apenas me ocupo de las cosas. Lo único que hago es aguardar el próximo día de maravillosa calma para hacerlo de nuevo.
De a poco me fui quedando solo. Que no escucho, que huelo mal... No importa. Esperan de mí cosas para las que no estoy dispuesto. Unos, que lidere una rebelión contra Roma; otros, más ilusos, que yo vengo a ser el Mesías que se anuncia desde hace siglos y que les abriré las puertas de no sé qué extraño reino que hay más allá del cielo.
¿Es que no entienden que mi único interés es salir a caminar al atardecer y adentrarme en el lago? Las cosquillas que los peces hacen en las plantas de mis pies no se comparan con nada.
Hoy las aguas parecen más tranquilas que de costumbre. ¡Habrá sin duda un gran cardumen y hasta se atreverán a hurgar entre los dedos!
Que se busquen a otro para cambiar esta tierra o viajar a una más placentera. Yo, por mi parte, ya estoy en el mejor de los mundos.

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