sábado, 15 de diciembre de 2012

Rito de paso - Daniel Frini


Ur-ann-bataan, sacerdote y guía, llevaba veinte niños desde las profundidades del Gevietz hasta la superficie, para que viesen, por única vez en sus vidas, cómo era el mundo que abandonaron los ancestros hacía más de doscientas generaciones para instalarse en los túneles. De ese viaje de iniciación se retornaba adulto y guerrero. 
Saar-saar-being, de ocho años, sentía un profundo temor; que se empeñaba en ocultar. Hijo de jefes, se mostraba osado y valiente, y siempre se había reído de las historias que contaban los adultos acerca de las cosas que había arriba y afuera. Ahora era distinto. Iba a enfrentarse cara a cara con ellas; y le temblaban las piernas que a duras penas le obedecían. Llegaron al mirador. Ur-ann accionó unos controles y las inmensas puertas blindadas se abrieron. A Saar-Saar lo cegó la luz, pero a eso se lo esperaba. Lo que lo sorprendió y transformó su temor en pánico, fue el ruido atronador y horroroso: cientos de gritos como martillos en sus oídos, miles de golpes sobre los techos de metal oxidado de las que, inabarcables años atrás, habían sido casas, y una cortina fría que golpeaba su cara con agujas mojadas. ―Eso, muchachos ―dijo Ur-ann, gritando por sobre el estruendo―, se llama lluvia.

Acerca del autor: Daniel Frini

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