jueves, 18 de octubre de 2012

Una de piratas – Héctor Ranea & Sergio Gaut vel Hartman


Un turco (sirio, da lo mismo), Abziz Kemal Agak, navegaba por el Mediterráneo (o por el Egeo, da lo mismo), perdido en la neblina procurando pescar de algas fumígeras (flamígeras, da lo mismo), de las que sirven para embarazar ballenas blancas (u orcas, da lo mismo), pero lo hacía con un colador (o cedazo, da lo mismo) roto (o sano, da lo mismo) en la mano. De pronto, de la nada (o del fondo del mar, da lo mismo) emergió Gancho Lafirma, enviado por el comisariato de conjeturas de necesidad y urgencia (o de turgencia, da lo mismo), quién tomándose los testículos como en un acto de fuerza mayor, salió en defensa de los cetáceos.
—A decir verdad —dijo Gancho Lafirma—, desde acá, desde el carajo, tengo tantas dificultades para navegar como para mantenerme en pie. Desde que el recordado capitán (u olvidado, da lo mismo), Ahab el Tuerto, se le ocurrió navegar los procelosos mares del Sur (o del Norte, da lo mismo), los vendavales no nos dejan muchas cosas en la barriga (o la panza, da lo mismo). Sobre todo desde el carajo. Sobre todo desde el carajo, repito. Navego solo, se podría decir, ya que acá no caben muchos y a veces peleo con los albatros (o los petreles, da lo mismo) el mendrugo que me alcanzan dentro de la vejiga de potro o el buche de ñandú. ¡Qué carajo este puesto de vigía (o de guardía, da lo mismo)! Encima, las ballenas blancas (o color tiza, da lo mismo) escasean y quiero encontrar la más bonita para pintarla de azul (o de fucsia, da lo mismo) y volver a engañar a Ahab. Es que la lucha entre piratas se está llevando lo mejor de la juventud acuática al fondo del mar. Literalmente. Un día, sin ir más lejos, vi cómo tiraban a Mariano Marcapasos, el grumete favorito de Ahab, para servir de carnada a las famosas pirañas de mar. Lamentablemente, la leyenda, puedo afirmarlo, es cierta. Nombraron grumeta a Mariana, en medio de sus gritos de dolor y desolación por lo desolado de su entrepierna. Esa es la misma Mariana que luego terminaría siendo la mujer de Sandokán, esa que lo dejó por bruto (o porque se murió, da lo mismo). En fin. Navegar, no sé si navego, pero al menos zafo de la ira de los novelistas —concluyó Gancho Lafirma ante un atónito turco que se había puesto el colador en la cabeza y veía chorrear algas por sus mejillas.
—¿Habla en serio? —atinó a decir Agak.
—Claro. Y no es poco —replicó Gancho.

2 comentarios:

Javier López dijo...

Pensé en comentar este texto o en no comentarlo (da lo mismo). Pero como opté por a y no por b, pues diré que me divertí o disfruté (da lo mismo) bastante con la historia del turco y del Gancho. La imagen del turco con el colador o cedazo (...) en la cabeza, chorreándole algas por las mejillas, de 10.

Ogui dijo...

¡GRAXS!¡GRAXS!¡GRAXS!a lo cuervo (o gallina, da lo mismo)Es notable que alguien más se divierta como nos divertimos escribiéndolo. A veces nos preguntan si estamos pensándolo mucho y sí, creo que estuvimos como 60 años por cabeza pensándolos, pero tardaron en salir y, cuando salieron, fueron así. El absurdo a bordo de la nave. Signifique quien pueda, diría el venerable Beckett. Y si lo hicieron, que nos cuenten, porque nosotros no lo hicimos...