lunes, 10 de septiembre de 2012

Lo que yo sé - Luciano Doti


“Aquí está por pasar algo extraordinario. Un hecho que cambiará el curso de la historia de manera radical. Se avecinan momentos trascendentes, llenos de acción, y lo que quede de todo esto, de nosotros, ya no será lo mismo. Durante miles de años hemos vivido ajenos al resto del universo, solos en un planeta bendecido por la fuerza creadora y, en ocasiones, protectora, pero vaya a saber uno ahora porqué capricho del destino es llegada la hora de enfrentarnos a otras circunstancias. ¡Ay!, si pudiéramos demorar más ese momento. Pero no, tal acontecimiento es inminente.”
¡Vaya revelación!, me digo a mí mismo, repasando mentalmente lo que cierto miembro de la resistencia me ha informado.
—¿Y Diana? —alcancé a preguntarle, antes de que desapareciera de mi vista.
—Diana es una de ellos, no te engañes por su apariencia. También lo es Lydia.
—¿Cómo? —pregunté, pero no obtuve respuesta; mi informante se había hecho humo.
¡De qué manera pueden dos mujeres hermosas pertenecer a esa especie!, continúo elucubrando.
El camuflaje es excelente. No sólo por lo símil humano, sino también por la belleza cautivamente que irradian. Resulta obvio que se han esmerado buscando un efecto de persuasión que les garantiza la sumisión de los humanos. ¡Y qué mejor arma que la atracción sexo—afectiva! Indudablemente conocen de sobra el funcionamiento hormonal de nuestro organismo. Pueden pasar por cualquier reina de belleza, como Verónica. Hablando de Vero, por allí anda ella, intentando acercarse a mí. Bajo otras circunstancias sería motivo de júbilo tener a esa chica, pero bajo las actuales, no. Me hallo yo totalmente entregado a la causa: salvar a la humanidad. Yo sé algo que la mayoría ignora; incluida Vero, pobrecita.
Esos malditos reptiles han venido aquí con el pretexto de un viaje intergaláctico para obtener materias primas, ofreciendo colaboración científica y amistad. Ocultando su rostro tras una máscara. ¿Por qué?
“Porque si nos hubieran mostrado su verdadero rostro al llegar los hubiéramos rechazado”, dicen los creyentes.
“Porque su verdadero rostro delataría su condición de predadores”, dicen los de la resistencia, a la cual yo estoy ahora afiliado.
Es que con toda la evidencia que hay en su contra, no cabe duda alguna.
Malditos reptiles. Pensar que en algún momento llegue a sentir simpatía por Diana, planteándome una suerte de elección entre ella o Verónica.
Lugarteniente obsecuente de un líder fascista. Exponente de una especie que quiere esclavizar a la mía, y almorzar a los más débiles.
Acabo de recibir un mail de la doctora. Dice que ya tiene listo el gamexane especial con el que podremos exterminarlos. Cuando bajen todos en masa, fumigaremos. Está todo listo: los pilotos y el polvo rojizo, el cual puede producir alguna clase de efecto colateral en personas con problemas respiratorios.
Verónica es asmática. Pobrecita Vero, tan frágil.
En cambio Diana parece tan radiante y segura de sí misma. Si se queda en la nave nodriza, tal vez sobreviva.
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