jueves, 6 de septiembre de 2012

La vida no es un cuento - Xavier Blanco


—Hola Caperucita. ¿Cómo va la vida?
—No me puedo quejar. Encontré un empleo en la residencia de ancianos. Me encargo de la cocina y de las tareas auxiliares de limpieza. El salario no llega a 600 euros al mes, pero me dan la comida y, lo más importante, me hacen un precio especial por la abuela. Ya sabes, la pobre nunca se recuperó del susto: el lobo, los cazadores y luego el Alzheimer, allí está bien atendida.
—¿Qué sabes del lobo?
—Poca cosa. Se cambió de móvil y le perdí el rastro… Llegó la crisis, la empresa concentró la fabricación y deslocalizaron el cuento. La última vez que hablé con él trabajaba a turnos, pero ahora sólo se dedican a hombres lobo, vampiros… violencia y sangre, mucha sangre. Ya no interesa la historia de una niña rubia, vestida con una capucha roja, que lleva la merienda a su abuelita. Esa historia no vende. A esas multinacionales sólo les interesa el dinero y el dinero no sabe de sentimientos, ni siquiera sabe de personas. Son tiempos grises, huérfanos de sueños. A ti, no te veo en tu mejor momento.
—Si yo te contara: marchó el lobo y nos quedamos sin cuento. Mis dos hermanos emigraron, y hace meses que no sé nada de ellos. Yo empecé en la construcción hasta que explotó la burbuja inmobiliaria y todo se desmoronó. Ahora subsisto gracias al desempleo y a cuatro chapuzas que me salen. No dejo de enviar currículums, ir a entrevistas, pero… no es fácil contratar a un “cerdito”, si te enteras de algo, llámame.
—Qué mundo éste, es para indignarse. Hablan de eficiencia, de productividad, de recortes, cuando en realidad sólo hablan de DINERO. Eso es lo único que les importa. Que vaya bien cerdito.
—Adiós Caperucita. Ahora todo es diferente, hace tiempo que la vida dejó de ser un cuento.

© Xavier Blanco 2012.
Tomado del blog Caleidoscopio

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