martes, 7 de agosto de 2012

Injusta paradoja judicial – Sergio Gaut vel Hartman


—El sistema judicial está podrido —dijo el Carnicero de Glew preparando la cuchilla para degollar al juez Hildebrando—. Todos los asesinatos que cometí, excepto el primero, del que soy totalmente inocente, han apuntado a vengarme de los que me condenaron injustamente. Y usted es uno de ellos.
—Se equivoca —respondió el juez con la mayor sangre fría—. El sistema judicial es perfecto. Si me mata solo habrá cometido un nuevo crimen, por el que pagará tarde o temprano. —Sacó del cajón una pistola Sig Sauer SP 2022 y apuntó al pecho de su agresor—. Si yo lo mato, habré acelerado un procedimiento necesario, ahorrándole mucho dinero a los contribuyentes.
—Pero si me matara, cosa que no dudo podría hacer sin mayores dificultades, habría salido del sistema, lo que demuestra que el sistema judicial está podrido hasta la médula.
—Se equivoca de nuevo; la puerta de salida del sistema conduce de nuevo al sistema. Es un condenado asunto topológico que apenas comprendo, pero así funciona. Cuando el sistema es puesto a prueba por criminales como usted sale de sí mismo y actúa desde afuera, aunque todos sabemos que el sistema no tiene afuera.
El Carnicero de Glew bajó el brazo y dejó caer la cuchilla. El juez Hildebrando disparó de todos modos.


Acerca del autor: Sergio Gaut vel Hartman

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