miércoles, 1 de agosto de 2012

Hacia la luz - Claudio G. del Castillo


Te delató la luz que usabas para encontrar en la noche a tu objetivo, con la intención de degollarlo. Y ahora él no tendrá clemencia. Dejas caer la linterna y la navaja en las tablas del muelle. Resignado, esperas el fogonazo de la 45 que te apunta.
Abres los ojos. “Estoy vivo”, piensas. Vivo, por poco tiempo; a menos que logres salir del agua gélida y turbia que te rodea. La sangre fluye de tu hombro, estás desorientado y el oxígeno en tus pulmones se agota. Ves un resplandor sobre tu cabeza. “¡Debo nadar hacia allí!”, te dices. Braceas con la desesperación que provoca el miedo a la asfixia. Pero el resplandor se acerca; más y más; ¡ya casi...! Tu rostro impacta algo blando. ¿Fango? Miras a tu derecha. Sí, es la linterna, que el matón arrojó a la bahía. Estás herido, y a quince metros del aire que reclaman tus pulmones.


Acerca del autor:
Claudio G. del Castillo

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