jueves, 9 de agosto de 2012

Círculo de Johansen - Diego Planisich


Sentado en mi cama, todo yo. La almohada a la altura de los riñones, la espalda alta en la fría pared. Así puedo verme desde el estante, desde el reloj, desde dentro, aplastando mis yemas y palmas contra la acrílica barrera que nos separa.
Así puedo observarme, terso, como alguien acodado eternamente en la barra de un bar. La luz clara entra por la ventana. El cielo se ha mostrado como una seda durante varias horas. Siento que la realidad está aquí, entre éstas cuatro paredes. Afuera la gente anda. Aquí la poca luz parece alcanzar.
Sé que la vida está afuera, me lo han dicho, y sé también que aquí reposa, fluye, todo el tiempo mana en un proceso creativo. Puedo verlo desde el reloj. Puedo sentirlo desde ésta posición. Me veo peleando con finales todavía inciertos. Me veo esquivando agujas, fueros, como si fuera un patito de kermés.
Ya se empieza a sentir cómo caen los Celsius de éste otoño, lo que se ha escrito y sumado al círculo, a ése, del que habla Johansen. La luz que blanqueaba las paredes aminora. La pequeña lámpara negra comienza a despertar.
La espalda ya me molesta. Las agujas se van volviendo intolerables. Saldremos a caminar. Aquí dentro tan sólo cerraré mis ojos, aquí fuera, como girasol en la mañana, los abriré.

Acerca del autor:
Diego Planisich

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