domingo, 1 de abril de 2012

Una tarde estival, un láser - Sergio Gaut vel Hartman & Héctor Ranea


El Tape Sandoval llegó corriendo a la pulpería y casi sin aliento lo encaró al Gringo Gautman.
—¡Lo encerraron —exclamó— lo encerraron al Pardo Resfrini!
—¿Qué hizo el pobre Pardo, y dónde lo encerraron?
—Parece que mató a la Colorada Villanueva y el comisario Leguizamón lo pescó con las manos en la masa, por lo que lo encerró en una celda de conducción electrolítica con flujo.
—¿Para qué?
—¿Y yo qué sé? ¿Soy científico, yo? Por ahí querían producir en plasmas en líquidos, con láser
—Lo noté misterioso al Pardo, desde que volvió de Colonia, mire! —dijo Gautman—. Estaba al diez por ciento de su velocidad habitual.
—Entonces —aseguró el Tape— seguro que se quedó como tres días en la vecina orilla —y pensativo agregó—: estos colonienses te chupan la velocidad.
—Y capaz que eso la sublevó a la Colorada, que era de armas llevar —dijo alguien en el fondo mientras se levantaba—. ¿No es cierto? — agregó mientras se acomodaba los pantalones tejanos.
—Si usted lo dice —arrugó ligeramente el Tape.
—No vaya a ser que me tenga que ir con dos marcas extra en la pistola láser — concluyó el forastero con voz bronca.
—Faltaba más —dijeron a coro todos en el bar.
Afuera, las cigarras hacían de acompañamiento orquestal sin saber nada del tema.

Los autores: Sergio Gaut vel Hartman y Héctor Ranea

No hay comentarios.: