lunes, 7 de noviembre de 2011

XXXVII Minerva y la tejedora mágica - Lili Mendoza


Minerva se hizo famosa en Miseria cuando inventó la tejedora mágica. En ella confeccionaba suéteres, chales, sabanillas para bebé y los muy solicitados edredones matrimoniales. La tejedora hilaba dulce y fuertemente las visiones de lo que jamás sería, la realidad relativa abandonada cuando tomamos decisiones. Minerva pensó que sería una muy buena idea, prendas cálidas para abrigar el alma en días de soledad y desconsuelo. Cuando terminaba una prenda, emocionada la ponía en una caja de cartón blanco, sobre una cama de papel azul y estrellas plateadas, y se iba presta a entregarla.

Al llegar, tocaba el timbre y dejaba la caja en la puerta.
Fue por entonces que los habitantes de Miseria comenzaron a dar muestras de extraña conducta:
maridos envalentonados abandonaban a esposas felices de verlos partir, abuelitas montaban bicicleta o saltaban la tablita, diputados soberbios repartían entre mendigos sus más preciados bienes. El gobierno de Miseria intervino prontamente, decomisando la tejedora y convocando la presencia inmediata de ilustres científicos de todos los confines del planeta.

Los sabios examinaron la tejedora, la desmantelaron y volvieron a armar, sin encontrar el más pequeño indicio de cómo funcionaba. Al presentar los hallazgos de sus investigaciones ante la Comisión Ariadna, los científicos vistieron lindos pulóvers tejiditos en colores pasteles y declararon al público estupefacto que Dios existía y era un niño maravilloso.

Lili Mendoza

Tomado de Corazón de Charol A-go-gó con autorización de la autora

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