lunes, 7 de noviembre de 2011

Playa - Pedro Vanrell


En algún momento iba a ver el mar dorado. El mar no termina nunca. Acá las nubes se ven lejos, de costado. Parecen galeras de plush, parecen cabezas de payasos. El sol baja y estira mi sombra que estaba acá cerca y ahora se ahoga entre las primeras olas. De la fauna que me rodea, el más gracioso es el hombre. Hay varios tipos de aves, desde grandes a re-pequeñitas; insectos colorinches de todo tipo que se aventuran a andar metros sobre la arena. En mi se posan las moscas, las vaquitas de San Antonio. Hay unos bichos tan chiquitos que es necesario acercarse para verlos. Las alas tornasoladas, los ojos como espejos; pero el hombre ...El hombre le quiere demostrar al mar que él existe. Uno viene por la playa con una moto feroz. Tiembla el suelo debajo de mi cada vez que pasa, pero al mar no creo que le importe, ni siquiera que se percate de su presencia. Otro viene en una camioneta, a toda velocidad y la da vuelta sobre sus ruedas traseras. Sale arena para todos lados, pero no es como el polvo. La arena vuelve al piso inmediatamente. Debe querer quedarse ahí, ser arena nomas, un puntito mirando al mar y al sol esconderse.

1 comentario:

El Titán dijo...

muy lindo relato, lindas imágenes, me dejó una buena sensación...