miércoles, 9 de noviembre de 2011

Orgullo de la familia - Héctor Ranea


Pocas cosas tenía en su habitación Leslio Artizú, gaucho de los de antes. Casi se diría que su objeto más preciado era un nido de hornero que dichos pájaros construyeron en la esquina del fogón de su rancho. Eso sí, como estaba tan abandonado, Leslio lo usaba para cocinarse una empanada cuando conseguía que Abundio López le cediera una. Tan así vivía el gaucho. Pero secretamente tenía otra cosa de valor: un mondadientes de hueso de víbora de la cruz que su tatarabuelo, el tape Verídico Trilla, había tallado después de una batalla de varios días para repeler una colonia de esos reptiles de su morada. Había logrado cuerear bastantes serpientes como para vender cinturones y forros de facones, facas y tumberas, pero se reservó el mondadientes hecho con las vértebras de una de esas bestezuelas asesinas. Eso sí, como era todo articulado, largo como la víbora y grueso como un dedo de domador de caballos, no servía para nada. Pero ahí estaba. Orgullo de la familia, sí señor.

Remember Wimpi!  

Sobre el autor: Héctor Ranea

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