viernes, 8 de julio de 2011

De la comunicación en la pareja - Néstor Darío Figueiras


Disponer:
Al decir “disponer”, tú pensaste en ubicar cosas: eso arriba y eso abajo, esto así y esto asá, éste aquí y éste allá… Pero yo no sugería ordenar los trastos viejos del galpón.
Luego creíste que hablaba de arquitectura, de colocar ladrillo sobre ladrillo para construir una nueva Babel. Ésa tampoco era mi intención. Además ya edificaron la torre. En las Naciones Unidas. Y ésta sí logró alcanzar el cielo: los satélites de ellos tienen que desviarse de sus órbitas minuciosamente prefijadas para poder esquivarla. Pero los Decididores niegan tan terrible falta de previsión. Así es nuestra condición posmoderna.
Aún llegaste a pensar que pretendía determinar el principio y el fin. Pero… ¿existe hoy alguien capaz de tal cosa? ¿Dios? Tal vez. Pero no me refería a él. Y tampoco quería formular alguna opinión sobre las cosmogonías del brillante cuadripléjico, cuyos días también son como milenios.
Al decir disponer, yo hablaba de disponernos; sin suposiciones, sin suponernos.
Proponía una disposición del corazón, una deposición de las imposiciones, una reposición de los tejidos del alma.
(Sobreponerse al mundo.)
Una superposición de tus labios en los míos. Sólo eso.
Ojalá me hubieras entendido.

Néstor Darío Figueiras

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