viernes, 21 de enero de 2011

Hasta el próximo lunes – Xavier Blanco


Se acomodó y, antes de cerrar los ojos, miró por la ventana: la ciudad se movía incansablemente. Dejó caer sus párpados, deseosa de escuchar aquella dulce voz que tanto la tranquilizaba. Él hablaba y hablaba de las cosas más sencillas, de los sentimientos más básicos, de la vida misma. Ella sólo escuchaba. Alguna vez movía los labios de forma casi imperceptible, dibujando una leve sonrisa, un tenue "sí", un suspiro.
Una estridente sirena rompió su sueño. Volvió a mirar por la ventana. Una hora después su tiempo había finalizado. A lo lejos, su hija movía los brazos ostentosamente dibujando en el aire un "es lunes y ha venido mi madre a buscarme". Pagó la carrera y se despidió de Juan, el taxista, con un lacónico adiós.
Durante años él la había llevado, cada lunes, en su taxi al psicoanalista. Pero un día descubrió que lo que realmente le reconfortaba era ese momento. Cambió de terapia y ahí sigue, cada lunes, desde el taxi auscultando su ansiedad.

1 comentario:

Un tipo dijo...

Es lo interesante de los transportes públicos. :)