sábado, 27 de noviembre de 2010

Edén – Jack Dann


Homenaje a Damon Knight

El objeto golpeó en la represa Guyra apenas después de las 2:43 AM el lunes 6 de diciembre. Era una aguja del tamaño de un campo de fútbol que se sumergió tan sigilosamente en el agua como una moneda de canto.
La nave desapareció; sólo las tres barras espinudas de la unidad terraformadora perforaban las tranquilas aguas.
Si alguien hubiera puesto la cabeza en contacto con el piso podría haber oído un murmullo apagado. Tenía la resonancia de un lavaplatos fregando y fregando. Si se miraba cuidadosamente, y con la luz adecuada, se hubieran podido ver las puntas de la nave extraterrestre y las barras terraformadoras. La máquina extraterrestre trabajaba ronroneando bajo el agua. Alcanzaría el estado crítico en pocos días más.
El jueves 9 de diciembre, a las 5:15 PM, cinco buzos se sumergieron en el dique para probar que el objeto era parte de los restos de un satélite. Esos buzos jamás volvieron a la superficie.
Antes del anochecer del viernes, tanto la Agencia de Protección del Medio Ambiente, como el Centro de Operaciones de Emergencias y el Ejército habían circunscripto el área sustentando un perímetro adecuado. No le fue permitido a nadie entrar —o salir— de la zona de Guyra.
Aunque el COE insistía en que no existía peligro para los 2000 residentes del área, los puso en cuarentena.
Se usó un robot sumergible para inspeccionar dichas aguas esa misma tarde. Desapareció junto al bote; demasiada cercanía a la nave y sus agujas.
Para la medianoche, el tiempo se hizo súbitamente caluroso y húmedo y apenas bajo la superficie del agua, el vapor parecía hervir. Comenzó a crecer una jungla lluviosa a un ritmo realmente asombroso pero sus texturas y formas eran completamente extrañas a todo lo conocido. Guyra y el área alrededor de la represa estaba desarrollando un clima pegajoso, bochornoso, así como su propia flora y fauna. Esa contaminación se desparramó con rapidez.
—¡Oye, esta cosa tiene muy buen sabor! —dijo al notero de ABC destacado en el lugar, uno de los residentes, mientras comía algo que se asemejaba a una rosquilla verde. El árbol atrás de él estaba lleno de brotes similares—. Es una roquilla fenomenal, eso es lo que es —agregó. Y ésa fue la última transmisión de la ABC desde el lugar de los hechos.
Seis horas después, el Primer Ministro ordenó el ingreso del Ejército. Ninguno, hombre o mujer, volvió. Ni uno.
A todo esto, las Naciones Unidas resolvieron que debían involucrarse. Se enviaron aviones de vigilancia y ataque a sobrevolar el área… y desaparecieron. Los misiles que fueron disparados… desaparecieron. El área infectada cubría para ese entonces el ancho y largo de Nueva Gales del Sur.
Ni un hombre, mujer o niño fuera de dicha área supo la respuesta a lo que estaba sucediendo, hasta que fue demasiado tarde.
Sin embargo, un pianista y compositor que había acompañado al primer notero de la cadena ABC que desapareció, sí conoció la respuesta.
De alguna manera pudo llegar a la orilla del lago del dique… y ahí estaba cuando el casco brillante del artefacto alienígena surgió de las aguas y expelió pasarelas. Una enorme cucaracha de más de tres metros de altura, aparentemente la capitana, caminó hacia el compositor que, congelado por el pánico, se quedó en el lugar.
—¡Hola! —dijo la tremebunda cucaracha extraterrestre con voz tonante y ensordecedora.
—Hola —dijo el compositor.
—¿Le gustan estos cambios? —preguntó la cucaracha.
—¿Qué están creando acá? —dijo el compositor.
—Una ensalada.
—¿Qué?
—Sí; los verdes. ¿No le gustan las ensaladas?
El compositor apenas parpadeó ante la cucaracha que se balanceaba por encima de él. Le dijo:
—¿Vinieron hasta acá para hacer una ensalada?
—Así es. Somos civilizadas, después de todo. Siempre comemos una ensalada antes del plato principal.
Y así diciendo, la cucaracha arrancó una rosquilla verde del árbol, la masticó ruidosamente y aferró al compositor, tragándolo de un bocado.
—Amo los bípedos —eructó.

Nota: en diciembre de 1999 un meteorito cayó en la represa Guyra, Nueva Gales del Sur, Australia. La cadena Cadena ABC le pidió a Jack Dann que escribiera una historia comentando ese episodio. "Edén", el resultado de aquel pedido, es un homenaje al famoso cuento de Damon Knight “Para servir al hombre”. Dann lo leyó en la ABC Radio National cuando nadie sabía exactamente qué había pasado y tenían noteros trabajando en vivo en el lugar del siniestro (por eso, el humano es un reportero de ABC). Tuvo sólo unas pocas horas para escribir el cuento y dejarlo listo para el programa.
Este cuento fue publicado más tarde en la revista Agog! Terrific Tales, el 2 de abril de 2003.




Título original: Eden
Traducido del inglés por Héctor Ranea



2 comentarios:

Francisco Costantini dijo...

¡Qué buen cuento! Muy pero muy bueno, realmente.

Un luja la traducción, Héctor.

Ana Parisí dijo...

NEGRO, sin duda y excelente cuento. Qué estupenda referencia al otro título "Para SERVIR al hombre" JAJAJAJAJAJAJA...!!!!!!!!!!!!!