domingo, 3 de enero de 2010

Dígitos - Camilo Fernández



Resignado, me dejo caer junto al diabólico aparato que se empeña en atormentarme hasta empujarme al límite. Es, a esta altura, una batalla perdida. El tiempo está en mi contra. Siempre lo estuvo.
Trago saliva, sabiendo que si tuviera úlcera ya estaría revolcado en el piso en medio de mi propia inmundicia. El interior me quema y no puedo evadir el pensamiento: la úlcera está creciendo. Algo está creciendo.
Los dígitos luminosos siguen avanzando. Siento deseos de correr, alejarme sin volver la vista atrás, pero sé que jamás podré hacerlo. Soy prisionero en esta ratonera, iluminada apenas por los destellos rojizos del contador. Intento cerrar los ojos y olvidar la realidad que me atormenta. Por una vez, crear mi propio mundo, aunque sólo sea en mi imaginación.
Nada. Oleadas de asquerosa realidad inundan mi débiles intentos. No tengo a dónde ir, ni nadie que me espere. Sólo puedo permanecer y perecer. Caminar en círculos tampoco ayuda. Tan sólo esta espiral descendente con rumbo a lo inevitable.
Necesito hacer algo por mi. Tal vez saltar o tal vez intentar escapar. Me inclino por la última. Salgo de la cama y con una sola mano estrello el reloj contra la pared.

Tomado de http://2centenas.blogspot.com/

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