domingo, 7 de junio de 2009

El cuerno sanador - Laurie Anderson


Cuando estuve en Los Ángeles fui a varios servicios religiosos ofrecidos por una organización llamada la Iglesia Universalista Mundial. Los servicios se realizaban en un enorme auditorio, que antes había sido un salón de exposición de autos usados. La cabeza de esta organización era un hombre llamado el Dr. J., egiptólogo, predicador y artista de grabación. En la parte trasera de la iglesia vendía cassettes que había producido en su estudio casero. Los cassettes tenían títulos como "Los OVNIs y las Criaturas que Los Conducen". Su asistente era una mujercita llamada Miss Velma, una soprano que también era la encargada de administrar el Óleo de la Juventud en el Cuerno Sanador. El Cuerno Sanador era realmente un cuerno de orígenes no identificados todo recamado en joyas. Cuando tocabas el cuerno sentías una rejuvenecedora ola de energía, de unos cincuenta voltios, siempre y cuando estuvieses de pie sobre la plancha metálica empotrada en el altar.
El evento más espectacular del año en la Iglesia Universalista Mundial era el servicio de navidad. Había una gigantesca pantalla pintada con una escena del pesebre. Un montón de animales estaban pintados en la pantalla, con huecos en el lugar donde deberían estar sus cabezas; y detrás de cada hueco había un micrófono. Durante el servicio Miss Velma se colocaba detrás de la pantalla y sacaba su cabeza por esos huecos, usando una voz diferente para cada animal. "Hola. Yo soy la vaca y lo vi todo". "Hola. Yo soy la tórtola. La amorosa tórtola. Y también estuve allí y lo vi todo".
Entonces el servicio pasaba abruptamente al Dr. J., quien anunciaba: "Primero Miss Velma va a atravesar un globo con una flecha. Luego ella ejecutará una danza india. Y finalmente interpretará para ustedes una canción en el melofón". Sin más explicación, Miss Velma salía de atrás de la pantalla. Primero ella atravesaba un globo con una flecha. Luego ella ejecutaba una danza india. Y finalmente interpretaba una canción en el melofón.
Y esto era en cierto modo fascinante. Primero él te dice lo que va a pasar y luego efectivamente pasa, exactamente como él había dicho. Era como una profecía que se cumplía.

Ilustración de Laurie Anderson, traducción de Saurio

1 comentario:

Ogui dijo...

Otra vez la honestidad. Leo de abajo para arriba... claro. Un profeta no sólo de lo posible sino de lo factible... pero más aún. Un profeta del futuro que se cumplirá. Laurie, sos una genia!