martes, 6 de enero de 2009

Traficante de realidades virtuales - Ricardo Juan Benítez


No tenía motivos para quejarse. Un trabajo estable, un sitio decente para dormir, algo para comer y una chica para matar el tiempo. Además, ganaba algunos créditos extra. Con tecnología digital lograba recrear software de realidad virtual en tercera dimensión. Luego armaba algunas historias que vendía en el mercado negro. Las más solicitadas eran las pornográficas y las que emulaban experiencias con drogas pesadas. Esas, además, eran las más costosas.
No, decididamente no se podía quejar. Por lo menos no hasta esa tarde. 
Un tipo le había pedido una de sus realidades virtuales con niños. Era un depravado asqueroso pero pagaba demasiado bien. De todas maneras algo lo inquietaba. Se lo había recomendado un sujeto grasiento que siempre le pedía lo mismo: snuff reality`s. Eran historias en las que se torturaba, violaba y por último mataba. Al grasoso le gustaba ser el sádico asesino Siempre en primera persona, en subjetiva. Pagaba más que bien y con propina.
Estaba en plena transacción cuándo todos sus temores se hicieron realidad. Una mano, formada por miles de circuitos de silicio, cromo, cerámica y una cubierta similar a la carne, lo tomó por el hombro y con el mismo movimiento le hizo golpear la cabeza contra la portezuela del vehículo. El cuerpo del androide era perfecto. Se podían adivinar los poros y sentir el olor a transpiración:
—Unidad de Detección y Neutralización UNIPOL 2088 extrayendo información sobre código malicioso. Los derechos han caducado. No rige ninguna protección de patentes. Desde este momento es propiedad de la Unidad de Confinamiento Digital. Luego de recuperar la lista de compradores y potenciales cómplices, será derivado para su formateo y posterior supresión.

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