lunes, 19 de enero de 2009

Robocátibo - Adriana Alarco de Zadra


Mantuve el aliento al ver la piel del hombre abrirse y derramar un líquido viscoso, térreo. Mi compañero era el único que me mantenía con vida en este infierno. Ahora, no sé qué hacer. El contagio de la nueva bacteria mortal a través de los canales de oxígeno es inmediato. Estoy segura que esta ha sido una maniobra siniestra de Robocátibo, la maldita máquina fuera de control. Nunca debimos sacarlo de su envase y armarlo. Funciona perfectamente pero es maligno y perverso. Él analizó la sustancia desconocida y en vez de aislarla, la inyectó por los conductos del conjunto habitacional. Por su culpa, ahora hay decenas de enfermos que se revuelcan, chillan estrepitosamente, tienen el pecho sangrante, los ojos saltones. Son los últimos humanos de la colonia y mi corazón late con fuerza mientras tiemblo del terror. Aún no me he contagiado pero nunca se sabe… o ¿será él quien me mantiene en vida?
 Robocátibo me ordena deshacerme de los cuerpos desfallecientes que se acumulan unos sobre otros a montones. Obedezco. Les echo piedras y rocas encima. Los moribundos levantan los brazos frenéticamente tratando de desenterrarse y respirar, aferrados a la vida. Termino de cubrirlos. Lloro por dentro pero no puedo dejar entrever mis emociones. El robot me vigila. Finalmente, el último queda enterrado bajo un cúmulo de rocas metálicas que brillan bajo la luz de las cinco lunas. Respiraba todavía. Ahora yace bajo una montaña de muerte. Un monumento al desastre. 
No tengo esperanzas de encontrar a otros humanos como yo que no se hayan contagiado de la Muerte Gris, ese fantasma que nos persigue. Soy el último vestigio de la raza humana ¿Me convertiré en su esclava? ¿En un robot de juguete? Pero no. ¡No puede ser! Lo desarmaré con estas mismas manos. Soy la única sobreviviente de la Colonia Symca que respira oxígeno. 
Y quedamos solamente él y yo. 

2 comentarios:

Nanim Rekacz dijo...

Ya es su esclavo. No cabe duda. A terminado el trabajo sucio, obedeciendo órdenes, cobardemente.

Ogui dijo...

No lo veo tan así. Según parece es más un converso. Tal vez logre su objetivo pero, lo genial es que haga lo que haga todo está perdido. La existencia es un estado de equilibrio tan delicado como lo que se narra acá