viernes, 2 de enero de 2009

El Megalómano - Juan Yanes


El Megalómano pensó, en voz alta, una simple cuestión cronológica:
—Edgar Allan Poe, no pudo leer nada de Virginia Woolf ni de Hemingway ni de Faulkner, por una siemple cuentión cronológica. Baudelaire o Rimbaud nunca podrán leer una sola letra maldita de Sylvia Plath, de Alejandra Pizarnik o de Unica Zürn. Ni un solo verso de Poeta en Nueva York, ni una línea de Cólera Buey, ni un solo relámpago de Trilce, ni una ni dos ni tres Hebras de sol ahogadas bajo el puente Mirabeau, ni uno sólo de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada, por una simple cuestión cronológica.
Entonces, El Megalómano dijo:
—Ninguno de ellos leerá nunca nada mío. No pienso publicar ni una letra, no sea que también lean los muertos.
El Megalómano, siguió pensando:
—Carson McCullers, murió en 1967. Diez años después murió Clarice Lispector. Lezama Lima en 1976. Georges Perec murió en 1982 y dos años después, Julio Cortázar. Jorge Luís Borges murió el año 1986, el mismo en el que murió Simone de Beauvoir y Marguerite Duras. Elias Canetti en 1994. Roberto Bolaño, murió el año 2003, Susan Sontag el 2004 y Salvador Elizondo el 2006. Antes que todos ellos murieron Chejov y Kafka, en 1904 y en 1924, respectivamente.
Entonces, el Megalómano preguntó:
—Si todos están muertos por una simple cuestión cronológica, ¿me quieren decir ustedes qué pinto yo aquí?

Tomado de http://mquinadecoserpalabras.blogspot.com/

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